Francamente no entiendo a algunos de los grupos que hace unos días organizaron la numerosa marcha ciudadana contra la delincuencia. Protestaron y obligaron a las autoridades a emprender una serie de puntos para combatir a los delincuentes. Hasta ahí bien.

Luego, el disparate, crear una instancia supuestamente ciudadana que vigile que el gobierno cumpla en forma y fondo con las medidas de combate al crimen. ¿En qué consiste eso que llamo disparate? En que quieren que sea con fondos públicos con que opere este “observatorio ciudadano.” Estoy de acuerdo en que un grupo ciudadanos se organicen para presionar al gobierno para que cumpla con sus tareas esenciales. Lo que no se vale es que a nombre de todos los ciudadanos mexicanos se presione para que se violenten los derechos de los contribuyentes y, sin pedirnos permiso, se cree nueva burocracia onerosa. Sí, ya sé, el gobierno hace esto muchas veces, pero que bajeza y vergüenza que sea un grupo de ciudadanos el que pida más dispendio fiscal, que bajeza y vergüenza el que sea un grupo de ciudadanos el que le pide al gobierno que le quite a unos para darle a otros. Definitivo, no aprendemos la lección. Por eso estamos como estamos.

Cuando los gobiernos crean instancias burocráticas para resolver un problema de política pública, lo único que logran es agravar los problemas. La razón es sencilla: el uso ineficiente y discrecional del gasto público. Sí, en México predomina una cultura perversa entre la gente, y los políticos no son la excepción. Estamos ya acostumbrados-y nos gusta- a que los gobiernos nos presuman cifras, y cifras crecientes, miles de millones de pesos a tal ó cual programa, que si presupuesto récord al campo, que si presupuesto récord a la educación, que si presupuesto récord a la seguridad social, etc., puras patrañas, pues así llevamos años y años y los problemas en los sectores en los que el gobierno presume de gasto récord, no sólo no se solucionan, sino que hasta se han agudizado.

Cuando a alguien en el gobierno se le ocurre que hay que proteger a niños, mujeres, ancianos, indígenas y pobres extremos, en vez de pensar en reforzar la igualdad de las personas ante la ley, piensan sólo en crear más y más cuerpos burocráticos que no sólo no resuelven las injusticias para los que fueron creados, sino al contrario, procuran agravarlas para que año con año reciban más dinero del contribuyente. Así, estas instancias gubernamentales no operan con el incentivo de combatir algún problema social, sino de mantenerlo, para seguir chupando sangre a los contribuyentes. ¿Cuándo ha oído el lector que una instancia burocrática presuma de usar cada vez menos gasto en la consecución de sus objetivos? La productividad es un orgullo en las empresas privadas. En el gobierno definitivamente no. Con las actuales y perversas reglas en el gasto de la burocracia, ser productivo es un peligro, pues ello podría implicar desaparecer. Al final, es el mismo gobierno el que una y otra vez desaparece y/o refunda instancias burocráticas que no cumplen con los objetivos deseados. ¿Quiere el lector que se agrave un problema de política pública? Presione para que se cree una instancia gubernamental para combatirlo. Esta es una historia sin fin en México.

No, y diez mil veces no, problemas como el de la inseguridad no se solucionaran creando cuerpos burocráticos que chupen dinero de los contribuyentes. Si queremos agravar el problema, la vía burocrática es el mejor camino.

Por favor señores organizadores de la marcha, pónganse las pilas, lo que hay que hacer es presionar al gobierno para que reduzca los numerosos dispendios fiscales como el energético (de acuerdo al segundo informe de Calderón, para el cierre del año se habrán gastado más de 400 mil millones de pesos en subsidios a energéticos como la gasolina, el gas y la electricidad; que no podría hacerse con ese dinero para entrenar mejor a la policía y para modernizar a los tribunales de impartición de justicia) ó los numerosos recursos inútilmente gastados en el campo.

Ya el gran pensador francés Frédéric Bastiat decía que “el gobierno es esa gran ficción mediante la cual cada quien busca vivir a expensa de los demás.” Cuando en México entendamos esto, no sólo venceremos a la delincuencia, sino que estaremos dando el gran salto al primer mundo.