El castigo al intercambio de divisas en México es un ejemplo más de cómo la superficialidad periodística es la culpable de que la sociedad se mal informe. Menos mal que el internet nos ayuda a librarnos de la esclavitud de estos ineptos.
No puedo creer el
cinismo, mentira, exageración y ligereza, con que muchos medios de comunicación
(incluyendo a algunos de los llamados “serios”) han tratado las cifras
estimadas (no datos duros, registrados y comprobables) que declararon asesores
internacionales -uno de la ONU- y un funcionario de aduanas gringo sobre la
cantidad de lavado de dinero (dinero “sucio” proveniente del narco y que busca volverse lícito) que se llevaría a cabo
en los bancos mexicanos.
La cifra estimada es un
rango amplio (de 19 mil millones a 29 mil millones de dólares) ¿Qué hicieron nuestros
periodistas “competentes”? Redondear una estimación en el valor máximo. Hay que
regresarlos a la primaria. Una estimación jamás se redondea, en todo caso se
suma el valor mínimo y el máximo y se obtiene una mediana. Así las cosas, al
inicio de la semana pasada los encabezados en diversos periódicos eran “se lava
en bancos mexicanos 30 mil millones de dólares,” “la mitad de las ganancias del
narco se lava en bancos.” Por Dios, en dónde demonios
está la ética del periodismo. Lo que es el afán de vender; mentir importa un
cacahuate.
En primer lugar, que me
digan los “sabios asesores” cuáles son sus fuentes, no basta con declaraciones
sensacionalistas. Y lo peor, los tontos que luego luego
se creen todo lo que un “experto” dice. Y después, lo más sensacionalista y
ridículo, la afirmación de que la mitad del dinero del narco
se lava en bancos. Un poco de aritmética señores. ¿Cuáles son sus datos
oficiales o registros? No los hay. Hay quien incluso estima que las ganancias
del narco -en México- van de los
Suponiendo sin conceder que se lavaran 29 mil millones de dólares
(cifra ciertamente que es gigantesca), ¿qué porcentaje dentro del PIB mexicano
(que supera el billón de dólares) es 29 mil millones? Una regla de tres,
señores periodistas, nos da la cifra “impresionante” de menos del 3% del PIB
(eso, insistimos, si se toma el valor máximo del rango, pues si tomamos el
mínimo, no supera el 2% y si me voy por la mediana -que sería lo correcto- no
superaría el 2.4%). Ah, pero eso sí, se mal informa de los “gigantescos” montos
de lavado de dinero. Más seriedad señores periodistas.
El lavado de dinero en
su mayor parte se lleva a cabo en economías gigantescas como la gringa. Querer
burocratizar en México el intercambio de divisas provocará lo siguiente: que en
el mercado negro, el valor de los dólares de los actuales tenedores caerá; y,
dependiendo de cómo terminen regulando las autoridades -para mal me temo- para
los compradores -usted ó yo, amigo lector, que importamos ó viajamos al extranjero-
la mayor restricción cambiaria hará que paguemos dólares más caros.
El lavado de dinero no
se acabará con castigar el intercambio de divisas. Insisto, los
narcotraficantes siempre encontrarán formas para hacer que su dinero se transforme en lícito. No insistamos en
soluciones draconianas que sólo encarecerán los costos de transacción de los
agentes económicos. Mejor insistamos en la legalización de las drogas; más se
lograría legalizando drogas como la marihuana (hasta el gobierno se
beneficiaría del ahora lavado de dinero, que se volvería dinero pagado en
impuestos).
No sé, pero me queda
claro cómo muchos medios de comunicación con su amarillismo vuelven un drama lo
que en realidad no lo es. Y luego, lo
peor, burócratas y políticos -también superficiales- que se la creen, que no
ven los datos duros, que pierden la visión del bosque por quedarse viendo un
solo árbol. Eso sí, como siempre los afectados: contribuyentes y ciudadanos.
Y luego se ponen bravos
algunos periodistas y señalan que los responsables de la información inexacta
son exclusivamente los políticos. Claro, hay casos en que así es. Pero también
muchas veces es la superficialidad periodística la culpable de que la sociedad
se mal informe. Menos mal que el internet (con
búsqueda seria) nos ayuda a librarnos de la esclavitud de estos ineptos.
EntrarLa gente subestima la facilidad con la que los gobiernos pueden destruir una economía y lo difícil que es reiniciar esas economías.