En otro Pesos y Contrapesos apunté que lo que hace que el cobro de impuestos degenere en robo con todas las de la ley, no es la cantidad de tributos que se recaudan, ni la tasa a la que se cobran, sino el destino que el gobierno le da a dichos recursos. Agregué que el único uso que “justifica” el cobro de impuestos es garantizar la seguridad contra la delincuencia e impartir justicia, lo cual quiere decir que se justifica que el gobierno obligue al contribuyente a entregarle parte del producto de su trabajo si, con ella, garantiza que nadie más lo obligará a entregar otra parte, y si, de fallar, castiga a quien lo haya hecho. Insisto: se justifica el cobro de impuestos si, y solamente si, el gobierno garantiza la seguridad contra la delincuencia y si, de fracasar, imparte justicia, todo ello hasta donde resulta humanamente posible.

Lo anterior viene a cuento por lo siguiente. El martes pasado transité por el tramo del viaducto y el segundo piso comprendido entre Río Churubusco y Barranca del Muerto, trayecto a lo largo del cual me encontré con tres espectaculares, ¡tres!, anunciando el informe legislativo de Carlos Navarrete, perredista, presidente del Senado de la República, como si de  tal informe, y de la atención de los ciudadanos al mismo, dependiera la salvación de la patria. Vistos los espectaculares, me pregunto, ¿de dónde salió el dinero para financiarlos?

Navarrete se ha cansado de decir que los mismos, me refiero a los recursos, que al pasado fin de semana sumaban unos 400 mil pesos, salieron de su bolsillo. Si así fue, no tengo nada que objetar: que cada quien gaste su dinero como crea que más le conviene, en función de los beneficios que de dicho gasto espera obtener. La jefatura del gobierno de la Ciudad de México bien puede valer, para el senador perredista Carlos Navarrete, 400 mil pesos, ¡y más!

Ahora bien, si no fuera ese el caso, y resultase que el gasto en los mentados espectaculares se financió con recursos provenientes de la recaudación, dicho gasto haría del cobro de esos impuestos un robo con todas las de la ley, por la razón ya señalada: lo que hace que el cobro de impuestos degenere en expoliación legal no es la cantidad de tributos que se recaudan, ni la tasa a la que se cobran, sino el destino que el gobierno le da a dichos recursos, mismo que solamente debe ser garantizar la seguridad contra la delincuencia e impartir justicia, nada de lo cual está relacionado con la promoción de un informe legislativo, ni mucho menos, aunque Navarrete ha dicho que no es el caso, con la promoción de un político.

En todo caso, o Navarrete demuestra que él financió la promoción de su informe, o en algunos quedará la duda de que pudo no haber sido así. ¿No basta con la palabra del senador? No, no basta, mucho menos en un caso como éste. ¿Papelito habla? ¡Que hable el papelito!