Así como otras mexicanas suelen tener un crucifijo o una estampa de la Virgen de Guadalupe en la cabecera de su cama, Frida Kahlo tenía en su cama las fotografías del quinteto que decía amar: Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao. El cuadro que Frida Kahlo pintaba para el momento de su suicidio es un autorretrato con la cara de Stalin a su lado.
Miami (AIPE)- Una de mis primeras y más desagradables
experiencias en una oficina pública ocurrió cuando de niño fui con mi madre al
consulado de Estados Unidos en Caracas a solicitar una visa. El funcionario, en
aceptable español, le preguntó a mi mamá si alguna vez había pertenecido al
partido comunista y si su viaje a Estados Unidos era con la intención de
ejercer la prostitución. Entonces tenía 8 o 9 años, pero es algo que jamás
olvidé. Cuando se lo conté a papá, éste con gran sabiduría me explicó que nunca
debería juzgar a un país por las fechorías de sus burócratas y gobernantes. Y,
aunque usted no lo crea, esas mismas preguntas todavía aparecen en los manuales
de
Recordé esa desagradable experiencia
al enterarme que el correo de Estados Unidos pronto sacaría a la primera
latinoamericana que honra con una estampilla conmemorativa, la pintora mexicana
Frida Kahlo.
Uno podría llegar a aceptar que el
correo sea lento y poco confiable, que para satisfacer la ineficiencia de su
numeroso personal -sólo las fuerzas armadas tiene más gente en nómina- aumente
a cada rato la tarifa postal, pero que la primera mujer latinoamericana que
aparece en una estampilla de los Estados Unidos sea una estalinista, bisexual,
amante de León Trosky y de la esposa de André Breton, mientras estaba
casada con Diego Rivera, es algo con lo cual los burócratas de Estados Unidos
todavía logran sorprenderme.
La última actividad pública de Frida
Kahlo, antes de suicidarse el 13 de julio de 1954,
fue en apoyo de Jacobo Arbenz, el predecesor de Fidel
Castro en América Latina, quien con su Decreto 900 en 1952 expropió las tierras
agrícolas en Guatemala que su gobierno consideraba subutilizadas. Esto mismo es
lo que hoy amenaza hacer Hugo Chávez en Venezuela, por lo cual el correo de Estados
Unidos quizá lo quiera considerar para una futura emisión de la serie de sellos
honrando a “hispanos” famosos, que cuenta ya con el beisbolista Roberto
Clemente y el explorador Juan Ponce de León.
Según Benjamín P. Ocasio, vicepresidente para el desarrollo de la diversidad
de la oficina de correo de Estados Unidos, “la estampilla de Frida Kahlo nos permite extenderle la mano a otras comunidades
para así dejarle saber a todo el mundo que esta organización está comprometida
con la diversidad que involucra a nuestra clientela y a nuestro personal...
nuestro programa de estampillas es un maravilloso reflejo de esta
responsabilidad”.
Gracias, Mr.
Ocasio, pero yo soy un latinoamericano que me siento
bastante más identificado con aquellos anglos, políticamente incorrectos, que
el correo solía honrar en sus estampillas, gente como Washington, Jefferson, Hamilton, Franklin, Madison,
Adams, etc.
Respecto a Frida Kahlo,
otro portavoz de la oficina de correo nos recordó hace poco que “en aquellos
tiempos estaba de moda ser comunista”. Me pregunto si estaba también de moda
acostarse con el amigo del esposo que se refugiaba en su misma casa, para luego
entablar amistad con los enviados de Stalin para
asesinarlo.
Así como otras mexicanas suelen
tener un crucifijo o una estampa de
El cuadro que Frida Kahlo pintaba para el momento de su suicidio es un
autorretrato con la cara de Stalin a su lado.
Esto lo escribí hace algunos años,
cuando la bella actriz mexicana Salma Hayek estaba
haciendo el papel de la pintora en lo que –sabía yo- seguramente sería una
nueva apología de Hollywood a comunistas genocidas y
a los más acérrimos enemigos de la civilización occidental. ©
___* Director de la agencia de
prensa AIPE y académico asociado del Cato Institute
EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.