El camino a la recuperación económica y de la confianza de la gente continúa siendo bloqueado por aquellos que insisten en políticas intervencionistas y contraproducentes.
¿Qué cree usted que pasaría si el presidente Obama anunciara que ya no está pensando en aumentar los
impuestos sobre ganancias de capital, dividendos, Seguro Social, a las pequeñas
empresas, a la muerte (impuestos de sucesiones) y a la energía?
Lo más probable es que subiría el precio de las
acciones, pero arreglar solamente la parte fiscal seguramente no frenaría la
caída de la economía. La política fiscal tiene que ver con impuestos, gastos
gubernamentales y regulaciones. Mientras que la política monetaria se refiere
principalmente a las medidas instrumentadas por el Banco Central (Reserva
Federal) para controlar el crecimiento del circulante (la oferta de dinero).
Hay muchos culpables del actual desastre,
especialmente:
La gente de Obama
culpa al gobierno de Bush, lo cual es hasta cierto
punto correcto. Pero los mercados han seguido cayendo desde que el actual
presidente de Estados Unidos fue nominado por el Partido Demócrata:
Es, desde luego, recomendable que los individuos
tengan más activos que pasivos y eso es vital para empresas e instituciones
financieras. El problema, tanto para las personas como para las compañías, es que
en la medida que decae el valor de los activos, se reduce considerablemente la
relación entre activos y pasivos. Cuando la economía está bien, no hay problema
en vender algunos activos para reducir deudas. Pero cuando muchos están
tratando de vender activos de todo tipo (casas, terrenos, acciones, fábricas, etc.)
para pagar deudas pendientes, caen los precios de todo y se crea una espiral
deflacionaria.
Para vender activos hay que bajar el precio, lo
cual –a su vez- reduce el valor de activos similares poseídos por otros y así se
acelera el espiral deflacionario.
Gran parte del problema es que los políticos en
Washington están en una cacería de brujas, tratando de señalar y castigar a supuestos
culpables. Y no entienden que el remedio no es aumentar aún más la deuda pública,
lo cual causaría mayor desconfianza.
El camino a la recuperación económica y de la
confianza de la gente continúa siendo bloqueado por aquellos que insisten en
políticas intervencionistas y contraproducentes.
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Presidente
EntrarLa gente subestima la facilidad con la que los gobiernos pueden destruir una economía y lo difícil que es reiniciar esas economías.